De paseo por Ica (Dia uno)

Con todo el caos e incertidumbre en Lima por el cambio de mando y toda la jarana, algo estresado por la chamba, agobiado por una gripe interminable y el martirio indescriptible de convivir con mi flaca, partí a Ica el día de fiestas patrias, veintiocho de julio, a Ica, paradójicamente a conocer esos lares por donde mi pata José De San Martin se inspiro en las Parihuanas para crear nuestra primera bandera nacional.
Salir de Lima, desde ya, es algo relajante, los paisajes de nuestro Perú siempre cautivan, siempre relajan y sorprenden, mas aún a una persona como yo, ávido de conocer lugares nuevos para recrearme el cerebro y grabar en mis archivos de viajes nuevas experiencias y sensaciones.
Saliendo de Lima, pasando el kilometro ochenta, el solcito nos hace notar su presencia y se le agradece ya que la lluvia y el frío de todos los días ya aburre.
A cuatro horas de Lima, por el kilometro trescientos y tantos de la Panamericana Sur, llegamos a Ica. Lo primero que uno disfruta al llegar por estas tierras sureñas es el calorcito que calienta la piel tan rico que nada hace extrañar el frío invernal limeño. Y ya estamos aqui, el airecito cálido y fresco se mete en mis pulmones y alivia los estragos de una interminable gripe, por fin me curé.
La gente es muy amable y dispuesta siempre a ayudar, que mejor guia que su gente, preguntas algo y varias personas te responden, donde quieras ir, alguien te podrá ayudar y estara dispuesto a contarte sus historias.
Nosotros llegamos como a las cuatro de la tarde y, a pesar del almuerzo en el bus (que por cierto fue bieeeeeeen misio), llegamos con un hambre de los mil demonios, asi que, despues de hospedarnos en "El Embrujo", un telo un poco alejado del centro pero acogedor, previo baño salimos corriendo a buscar un buen plato típico para saciar nuestras tripas.
Hablando del hotel, es un hotel dos estrellas, pero es bacancito, es nuevo, espacioso, aseado, tiene piscina, cable y vista por un lado a la avenida y por el otro, las dunas del desierto a lo lejos.
Pero bueno, siguiendo con la busqueda de nuestro alimento por este dia, tomamos un taxi al centro, aqui te cobran cuatro soles a cualquier destino. El taxista nos dejo en el restaurante "El Galindo", pero al parecer no atendian por que mesas y sillas estaban arrumadas a un lado, asi que preguntando y preguntando, llegamos a "El Galindo II", pero en sus pizarras no habia huella de comida tipica, decidimos buscar un poco mas y encontramos el restaurante "La Cabaña de …" que ofrecia comida criolla y en su carta habia comida tipica, aunque por la hora solo encontramos Carapulcra con Sopa seca y todos al unisono dijimos ¡pa' lante!, nos sentamos y nos sirvieron inmediatamente un plato enorme del típico plato que por no decir mas, dire que estaba exquisito, dejando de lado el que estabamos muertos de hambre, nos lo empujamos en un abrir y cerrar de ojos, dejando en el plato solo los huesos calatos del pollo y los cubiertos y si no le pasamos la lengua al plato fue por dignidad por que ganas no nos faltaron.




Despues de saciar nuestra hambrienta necesidad, dimos un paseo por la plaza de armas y descubrimos centros comerciales y tiendas mismo centro miraflorino, ademas de bodeguitas de Pisco y vinos de la región.
Nos cayo la noche y regresamos al hotel, mañana es otro día, nos toca el city tour, conoceremos mejor la ciudad y espero tener mayor suerte con el richi.
Hasta mañana.

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