Aventura: Arequipa, Puno , Cusco

Hace unos años, tuve la oportunidad de viajar a Arequipa por motivos de trabajo y pude conocer parte de esta gran ciudad, además de Puno y Cusco.

A fines del año pasado, como siempre por cosas de trabajo dejo mis planes rezagados y por eso tomo decisiones como viajar a última hora. Eso fue lo que paso y sin itinerario ni pasajes, sin reservas ni nada, apoyado por mi flaquita, decidimos salir a la aventura, dispuestos a caer como sea y donde sea, dispuestos a dormir en las plazas, en los terminales o donde nos sorprenda la noche...

Y fue así que una mañana de diciembre con mochilas al hombro y nada mas que el deseo de aventura salimos a ver donde nos sorprendía el año nuevo.

Sin pensarlo nos sorprendió la mañana en carretera al sur rumbo a Arequipa, con ese solsito y rico de la mañana, llegando tempranito a las tierras del Misti.

Y, lo primero es lo primero, a esa hora, como a las ocho de la mañana, tomamos un taxi a San Antonio, al antigüo mercado de San Antonio en busca de la señora Ursula, la reina del adobo. Que les puedo decir, cada vez que voy a Arequipa, no dejo pasar la oportunidad de probar este plato delicioso a tan solo cinco soles, para empezar la visita a esta ciudad. La ultima vez que fui, la señora Ursula me dijo que ya no iba a atender ahí por que se mudaba al segundo piso del nuevo mercado de San Antonio que queda a media cuadra.

Ya con la panza llena y el corazón contento, era hora de preocuparse por lo demás y lo segundo era el hospedaje así que a buscar, nada difícil por que hay para todos los gustos y todos los precios. En lo personal, recomiendo darse una vuelta por la calle Alvarez Thomas.

Ya hospedados se puede dar una vuelta por la Plaza de Armas, la Catedral, El convento, las iglesias, el mercado de San Camilo, visitar Yanahura (recomiendo ir a pie y hacer una parada a mitad del puente), el mirador de Sachaca, que son puntos cercanos al centro y no cuesta mucho visitar, inclusive se puede ir a pie.









En la noche el ambiente al rededor de la plaza es mágico, eso si, hace su friecito por la noche así que no esta demás, abrigarse. En la noche puedes tomarte unos tragos en el pasaje de la Catedral que esta a espaldas de la misma, tomarte un café o visitar alguno de los bares o discotecas.



Como ya he ido a Arequipa en otra ocasión, ya conocía estos puntos así que estaba como pez en el agua.

A medio día decidimos enrumbar a Puno y déjenme decirles que fue la mejor opción el camino está plagado de llanuras, lagunas, ríos y hermosos paisajes, pueblos pequeños, etc. Lo mas interesante es el palpable cambio de clima, primero, calientito saliendo de Arequipa, como a dos horas en la carretera, el bus hizo una parada advirtiendo que la tienda que estaba al lado de la carretera era la ultima que veriamos hasta Puno, así que decidí bajar a comprar agua. Vi al chofer que bajo recontra abrigado y no le tome importancia. El sol estaba en su punto, al menos esa era la impresión que me dio, sin embargo, cuando bajé del bus, el viento era recontra helado, a pesar de estar despejado y yo estaba en polito. Sacando pecho y apelando a la sangre andina que corre por mis venas, subestime el frío. Me arrepentí ya cuando era tarde. Tuve que esperar a que la única tía en la única tienda a mitad de la carretera a sabrá dios a cuantos kilómetros de Arequipa y muchos mas antes de Puno, atendiera a los que estaban antes que yo, así que me congelé y traté de regresar lo antes posible al bus. Por suerte encontré el calorcito de mi flaquita y se me paso al rato. Después de eso, de cuando en cuando llovía, de cuando en cuando caía granizo, lo más hermoso: se podía ver a lo lejos como llovía mientras por la carretera estaba a pleno sol, rayos a lo lejos y los truenos mas tarde, por momentos nublado y por momentos sol. Ese viaje en bus a Puno fue de lo mejor. Y cabe resaltar que la carretera esta en perfecto estado.

Llegamos a Puno de noche. No sabíamos a donde ir, ya estábamos pensando en dormir en el terminal, por suerte al averiguar los pasajes a Cusco, conocimos a un señor que nos ofreció el tour al Lago Titicaca y nos conectó con otro señor de un hotel cercano y al final se armo un paquete improvisado para nuestro día siguiente.
Era mi segunda vez en Puno y si, lo confieso, Puno no es para mí. Me puse mal, me dolía la cabeza, me dolía el cuerpo, estaba mareado y hasta verde me puse.
La primera vez que fui llegué de madrugada y pensaba que el terminal estaba lejos del Lago Titicaca, sin embargo, el lago Titicaca esta ahisito no más. Esa fue la mejor experiencia que he tenido en mi vida. La curiosidad nos llevo al puerto, eran entre las cuatro y cinco de la mañana y pude ser testigo del amanecer. Fue lo más hermoso, entiendo por que la leyenda dice que los hijos del Dios Sol salieron del Lago Titicaca. Presenciar el amanecer es una experiencia indescriptible. Todo empieza con una luz que se asoma a lo lejos alumbrando las aguas, el ambiente oscuro se torna de un azul oscuro al principio y luego a azul eléctrico, luego se va matizando con rojos, naranjas y amarillos hasta cierto punto cuando el sol aparece con una luz tan intensa que es imposible mirarlo de frente, simplemente hay que bajar la mirada a manera de reverencia ante su omnipotencia que llena todo de claridad y el cielo se torna de azul a celeste y las aguas simplemente brillan... es un espectáculo impresionante que te llena de energías y te hace entender la majestuosidad de nuestra tierra.



Esta segunda vez, con mi flaca, quería repetir el plato, sin embargo, como estaba todo debilitado, me quede dormido. Solo recuerdo que a cierta hora de la mañana abrí un ojo y vi claridad a travez de la ventana y pensé: "ya amaneció", y entre latidos de cabeza, me quede dormido otra vez.

Pero hay mas cosas en Puno, su Plaza de Armas es bonita, como toda capital de Lima tiene su Catedral en la plaza que en la noche se ilumina dandole presencia.











Ya despierto y nada recuperado, tocaba el paseo por el lago Titicaca, así que sacando fuerzas de flaqueza, nos fuimos a tomar desayuno a la pastelería que está en la calle Moquegua y cuyo nombre no recuerdo ahora, pero la atención es de lo mejor. Me tome un mate de coca para tratar de recuperarme y algo de alivio encontré.

Nos fuimos al puerto, tomamos una lancha y salimos a la isla de los Uros que son un pueblo que vive en islas de Totora sobre las frías aguas del lago. Después de pasear y conocer como viven, nos dimos una vueltita en balsa de Totora.











De allí nuevamente en lancha a la isla de Taquille.







Llegando a la isla Taquille, todo está bonito, hasta que nos dicen que tenemos que subir un sendero empedrado hasta llegar a la plaza central en el punto alto de la isla. Todo un sufrimiento.

Si, un sufrimiento por que a cada paso que daba sentía que me faltaba el aire, pero al voltear y ver el paisaje, cuanto más alto más hermoso, toda la penuria se olvidaba. La isla Taquille esta en una ubicación privilegiada, con una vista impresionante del lago Titicaca que dan ganas de quedarse para siempre. Ya en lo alto, nos dijeron que había que ir un poquito mas alto, por que llegó la hora del almuerzo y teníamos que ir a la casa de uno de los lugareños, así que pa'luego es tarde, y veinte minutos después luego de mas camino empedrado, nos sirvieron sopa de trigo y trucha a la parrilla, para que más, con ese paisaje que invita a la reflexión y te hace olvidarte de todo.

Otra vez, barriga llena y corazón contento, tocó el regreso y el chiste ahora era la bajada que eran cuchumilcuchucientos escalones para llegar hasta el puerto donde ya nos esperaba la lancha.

Toda una experiencia. Ya pasada la emoción del full day en el lago Titicaca, ya los malestares me atacaron de nuevo y aunque había pasado un día inolvidable, no podía esperar la hora de salir de Puno por que mi cuerpo no lo aguantaba.

Así que por la nochecita salimos de Puno, rumbo a Cusco, donde llegamos de madrugada de frente a un hotel al que nos refirieron desde el hospedaje en Puno. Todo bien.

la idea era recibir el año nuevo en Cusco y llegamos en la víspera, así que esa noche recibiríamos el año nuevo en Cusco.

Así que solo tocaba dormir para despertarnos al día siguiente a tomar un rico desayunito. Estábamos a una cuadra del mercado San Pedro donde conseguimos lechon y cafe de desayuno y como hay que aprovechar la situación mientras se pueda, por donde me cruzaba con aguas frescas, ahí le daba curso, aguas de todos los sabores. maracuya, cebada, chicha morada, chicha de maíz, fresa, aguaymanto, de todo para calmar la sed que de rato en rato salir el sol y de rato en rato llovía y al día siguiente nos sorprendió el granizo.



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