Las bodas de María

Una boda extraña y loca, loca como la loca de Aldanza que decoró los ambientes. Florecitas por aquí, florecitas por allá, globitos blancos y dorados formando un arco en la puerta de ingreso, corazoncitos rojos con texto que decía “te amo”, “te quiero”, “el amor y la distancia… no es nada”, “María y Juan, juntos por siempre”, etc., Aldanza puso su estilacho rozzzado por todos lados, no podía ser de otra manera, ella era una diva.

María se casaba al mediodía y había botado la casa por la ventana, se levantó tempranito para ultimar detalles. No sea que a última hora algo imprevisto la deje solterona de por vida. Su edad era un misterio, solo se sabía que tenía mas de cuarenta y menos de cincuenta, a pesar de ello, el vestido le vino en gracia, se veía buenamoza y apretadida, toda ricotona en color perla.

Ya todo estaba listo, se acercaba la hora, los ollones de carapulcra calientita decían en sus olores tener la sazón de la tía Zoila y las Chelas bien helenas sudaban dentro del congelador esperando ser destapadas.

Las bodas de María, que evento loco, no había novio, estaba en otro país, era el hermano del novio debidamente autorizado quien se casaba con ella.

El novio vendría en diciembre a llevársela lejos, muy lejos. Pero así se caso, el allá y ella por acá. A la hora indicada, la familia llegó y llego y llegó, dieron las doce y la ceremonia empezó.

Los invitados sentaditos en sus respectivos lugares, familiares y amigos. Empezaron los votos…

¡Que boda loca! ¡no había novio!

Al concluir la ceremonia llamo el novio, vía telefonía de larga distancia, en altavoz dejo escapar sus emociones, llamando mamá a la suegra y hermanos a los cuñados, desparramó todo, y todos se empaparon de aquel corazón desparramado. Pero como el tiempo es cruel, esa llamada no podía durar lo suficiente y se tuvo que cortar.

María, la novia, lo tuvo que soportar, estaba por fin, felizmente casada con su novio a miles de kilómetros de distancia, pero en ese momento de algarabía cuando deseaba ser besada y abrazada, el no estaba aquí.

Sólo estaba la familia que la quería y la comprendía, quienes para alegrarla lanzaban hurras y bromeaban con ella. Todo era algarabía, les tiraban arroz, a la novia y al novio que no era el novio sino alguien debidamente autorizado.

Afuera del municipio les esperaba el auto de Vito Corleone para llevarlos a la salita de casa, donde se armó la jarana.

Corrían de mano en mano las chelas, heladitas, poco a poco la gente se alegraba, bailaban, disfrutaban. Los abuelos se achibolaron y bailaron reggaetón, las tías se soltaron y movieron los mondongos, los cuajos y las chanfainitas, todos, todos, se soltaron las trenzas para alegrar a María quien por ese día olvido que aún estando casada, estaba todavía sola.

La cosa se calmó un poco cuando los tamalitos de pollo empezaron a salir de la cocina, todos se pasaban la voz por que ya venia el plato contundente, la deliciosa Carapulcra de la tía Zoila, motivo para halagar a la cocinera y hablar y hablar de la boda de María. Llego la hora de los consejos y la familia y en especial los tíos, querían cambiar de tema y disimular la tristeza de la sobrina, entre vaso y vaso empezaron a sentir la algarabía del lúpulo y la cebada que despertaba las memorias mas extraviadas.

Fue así que don Celarión recordó como lo habían fregado con un terreno y se lo habían quitado, ¡pero ayayay¡ yo soy abogado y les metí quince juicios y le gané tres, al final recuperé mi terreno que era un colegio, pero… zzzzzzZZZZZZ!!!!

Y don Ermitaño que vivía feliz de la vida por que nunca le había hecho daño a nadie, por que la maldad te aparta de la gente y si uno es malo, lo malo se regresa, hay que ser bueno sobrino, hay que querer a la familia, acordarse de la mamita, querer a su mujer y trabajar por los hijos, por que diosito existe y … zzzzzzZZZZZZ!!!!

Y que decir de don Hernán, el tío peladito cincuentón, el alma de la fiesta, higadito loco en sobriedad, pero con las chelas adentro, la alegría se le sale y baila saltando cual chibolo la canción de los prisioneros…
Seeexo comprooooo, seeexo vendo, seexo arriendooo… sexo, sexo, sexo, sexooooo!!!!
...y ya mas mareadito saca a bailar a la choteadora tía Graciela, el amor de su vida, a quien aunque no quiera reconocerlo, sigue amando a pesar de haberse separado de ella, entonces en fiestas como esta aprovecha y la disfruta y baila con el corazón en la mano…
¡¡¡Moscú, Moscú, luces de película, suena nuestra música, solos en Moscú!!!
El tío Hernán cruza los brazos, se agacha y apenas puede levantar las piernas hacia adelante emulando a los acróbatas rusos… pero es feliz, feliz por que la tía Graciela por fin lo mira con ternura acaso recordando el por que se enamoró de el, el que alguna vez también fue el amor de su vida (pero ahora ya no, ¡que quede bien claro!), el padre de sus hijos.
Mientras tanto el tío Carlos jatea babeando su terno azul en una silla y su bastón descansa tirado en el suelo después de habérsele caído de las manos, probablemente esta noche lo deje olvidado por ahí como tantas otras veces y cuando se dé cuenta, la memoria a su edad no lo llevará a donde dejo al pobre bastón.

Hasta que llega la hora loca, la hora de Aldanzaaaaaa, quien por fin aprovechando que todos están con sus copitas encima y no les dará importancia, se suelta las trenzas franchutas, ella misma es y pide apagar las luces y apagar la música… así se hace y llega el alboroto…

Ta ta tara taratararara tararara tararara taratan taratan…

¡¡¡Oiiiiiiiiga cabasssshhhhheeeeEEEEEeeeeero!!!

Entran los payasos gritando, saltando, empujando, jalando, bailando, soplando sus pitos y sus matracas, lluvia de pica pica, buscan a la novia y confunden al tío Hernán con el novio, le ponen sombrero de globos y collares multicolores, los llevan al centro y los rodean y hacen su show, todos se ríen por que el tío Hernán tiene ahora una guitarra de cartón y un collar de globos rojos y amarillos y baila con María y salta y los payasos no saben que el no es el novio… y cuando les dicen que no hay novio piensan que es un cumpleaños y piden hurras por la cumpleañera, pero cuando les vuelven a decir que es la boda de María y que el novio no está, hacen sus muecas graciosas de confusión, por que el tío Hernán jala las ligas de su guitarra para hacerlas sonar, confusión payasina, algo colosal, todos ríen por que el tío Hernán parece un payaso más y sigue el show haciendo reír a todos…

Llego la madrugada y todos se despiden, la sala de María quedó vacía y alborotada, globos rotos, pica pica, muebles desordenados, botellas de cerveza por todos lados, vasos a medio llenar… ella está cansada y mamá Zoila palmeándole la espalda en señal de comprensión le dice que vaya a dormir un poco, pero ella no puede pensar en eso ahora, está feliz, pero triste a la vez y sólo algo está metido dentro de su cabeza, algo que la mantendrá con ánimos y enamorada todos los días desde hoy hasta diciembre…

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